La vida es un regalo a descubrir.
La naturaleza es mi maestra.
Yo como animal de la pradera corro y vuelo,
la luvia y la nieve son mis compañeras,
las torcaces se refugian en los abedules.
Los ciervos buscan otras seguridades
mientras las palomas aletean en los cedros.
La nieve cubre la planicie en la que estamos,
las liebres han desaparecido.
En la nieve dejan sus huellas
los castores que viven
en la margen derecha del río.
Amo tanto la naturaleza
que la considero mi gran maestra,
me instruye y
sobre todo me enseña a amar
la vida primigenia,
sin proyecciones ideadas
por nuestras necesidades.
Amo el terruño en el que di mis primeros pasos,
los cielos que contemplara en mi primera infancia,
las noches que se dejan conocer por sus ruidos,
el berrear de algún ciervo,
el graznido de las rapaces nocturnas,
el correr de las cintas de agua del deshielo.
Un búho, con su ulular llama a su compañera
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