Queridos  amigos del Autillo.

Como hemos comentado en otra ocasión vamos a intentar reunirnos una vez por semana para hablar de temas que nos interesen
No se trata de hacer teología, sino  de acercarnos a lo que es vital para nuestra vida cristiana.
Si os parece bien vamos a comenzar con el tema de la Oración, imprescindible para quienes queremos mantener una cercanía cordial con el Señor.
La oración siendo como es una realidad personalísima, necesita, si queremos progresar, de alguien con experiencia que nos acompañe.
Repetía  Maximiliano Kolbe haber escuchado decir a Dom  Helder Cámara: “La vida cristiana es rezar con el cardenal Van Thuan para aprender a amar”.

Escribe el Papa Benedicto XVI en sus Catequesis sobre la Oración

Sólo en Cristo, en efecto,
podemos dialogar con Dios Padre como hijos,
de lo contrario no es posible,
pero en comunión con el Hijo
podemos incluso decir nosotros como dijo él:
«Abbá».

En comunión con Cristo podemos conocer a Dios
como verdadero Padre (cf. Mt 11, 27).
Por esto, la oración cristiana
consiste en mirar constantemente y
de manera siempre nueva a Cristo,
hablar con él, estar en silencio con él,
escucharlo, obrar y sufrir con él.
El cristiano redescubre su verdadera identidad
en Cristo, «primogénito de toda criatura»,
en quien residen todas las cosas (cf. Col 1, 15ss).
Al identificarme con él, al ser una cosa sola con él,
redescubro mi identidad personal,
la de hijo auténtico
que mira a Dios como a un Padre lleno de amor.