Cada día estoy más convencido
que uno es lo que los demás lo hacen,
por ello es bueno pedir al Señor
que nos acerque a esas personas
que nos aman o lo van a hacer y
que nos haga dóciles y nos capacite
para saberlas acoger.

Yo tengo que darle infinitas gracias
por cuantas personas a puesto en mi camino y,
en su compañía
más o menos cercanas en tiempo y lugar,
me han entregado lo mejor de ellas mismas,
aún no siendo consciente de ello.

Hoy he sabido de mi amigo Alberto,
al que el Señor acercó a mí,
durante unos años,
para entregarme lo mejor de él.
La providencia del Señor
ha hecho que hoy sepa de él,
inundando mi corazón de una callada alegría.

Sucede lo mismo con Ricardo,
quien se ha convertido para mí
como referencia de honradez y
buen criterio.

No puedo olvidar a mi sobrino Victor y
a Manuel, sobrino de primos hermanos,
que cada uno, de manera diferente,
con un enorme amor y paciencia,
me sostienen y conducen.
Callo a otras personas (mis hermanas)
que han sido con su amor una poyo impagable.

Afirmo que no sería el que soy sin todos ellos.

¿cómo no dar gracias al Señor
por el camino que pensó para mí y
que está llevando a cabo?.