Alejado de fórmulas ajenas
buscaba la paz
estrechando la puerta de su corazón
al misterio de los otros
cerrando la mirilla
para nos saber quien llama.

Imposible no escuchar
el eco respirado de su alma
en horas de silencio
cuando la soledad despierta el ánimo
y el sol asoma allá del horizonte
ofreciéndose de nuevo
como eco de luz más allá de la luz
que desenmascara los miedos y
estimula  de amor amortiguado.