Momento inolvidable por entrañable y sencillo.

Mi Autillo me trae noticias de un amigo de los dos
enamorado de la vida como pocos,
con múltiples historias
en las que el amor y el desamor
caminaron de la mano en los años de su juventud.

Recuerdo de una tarde compartida
en la que hablando del amor me decía:
Debemos tener cuidado
cuando decimos conocer a alguien o algo,
porque lo que creemos saber
puede impedirnos conocerlo de verdad.

El Autillo precisa, que más que expresar
nuestro sentir sobre alguien o sobre algo,
debemos permitir que se digan,
que expresen su realidad más profunda,
que la palabra venga como el amor,
en ese orden que no es el nuestro,
sabiendo que son pocas las que alcanzan
nuestro corazón.

Esta noche, mi  alma se mueve en un silencio
en el que el eco de la verdad susurra.
La respuesta al amor
no la encontraremos en un libro
sino en la vida diaria. 

Bajo un cielo abovedado
del que cuelgan infinitas estrellas
mi corazón se extasía y
canta, en el silencio de la noche,
la gloria de Dios.