Comenta Nicolás Steinhardt
en el “Diario de la felicidad”.

Con Dios, mantengo relaciones
frías pero honradas y
cita  lo que decía
León Battista, el Florentino
a los creyentes de su época:
id a la iglesia para distinguiros
de los jugadores,
de los aventureros y
de los que no tienen en cuenta
a los demás.

Necesitamos, amigo mío,
dominar de alguna manera
la historia y la vida,
sin salirnos de ella.
Necesitamos una perspectiva
de la dignidad humana:
hagamos, pues,
con mucha calma
los gestos redentores
para asegurarnos
la perpetuidad humana y
la honorabilidad,
distinguiéndonos de los granujas.

No vayamos al templo por misticismo,
sino por ostentación,
en nuestra calidad
de hombres modernos y orgullosos.

Estos gestos dan al hombre
la conciencia de su propio valor,
integrándolo en el flujo histórico.
Y son absolutamente necesarios
porque son la manera exterior
mediante la que afirmamos
nuestras buenas relaciones con Dios.