Han abierto los narcisos,
trompetas silentes
anunciadoras
de una primavera adelantada,
barruntos de luz nueva
percibida en los adentros
de mi alma
siempre atenta al devenir
de la vida más allá de mi vida
sin determinaciones ni cálculos.
No hay tiempo para las seguridades
fuera del amor de quien me amó primero.
Cuando me creía seguro
deambulaba por las cosas.
Mi corazón no descansaba.
Poseído del mundo pensaba poseerlo.
No veía el otro lado de la vida
ni a los otros como lugar de encuentro
donde reposar sin necesidad
de pagar por ello.
Ahora sé que la vida se nos da.
Que el Amor de todo amor
amoriza mis días
abriendo brechas de luz
en las fronteras de mis miedos.
No preciso buscar ser amado.
Mi corazón ya sabe
donde el Amor se encuentra y
aunque es invierno
otras trompetas silentes
dan fe de su presencia inefable.
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