Al fin pudo la luz a pesar de la tristeza
que dejara la marcha de mi amigo.

El resquicio abierto que dejó su amor
me ha recordado la alegría
de la vida compartida,
urdimbre en otro tiempo
de sueños infantiles
hoy umbral de olvidos esperados

Trajina mi corazón la luz de cien estrellas,
presentes en las gotas de rocío,
que perlan el azul de la anémonas.

Sin otro pensamiento, que la línea vertical
de los cipreses subiendo al cielo,
sin abandonar la tierra,
en algún rincón de mis adentros
cruje la espera que acuna con cariño
los recuerdos de este otoño.

No vinieron esta tarde los jilgueros.
El cielo encapotado de poniente,
predice lluvia

Si las ramas desnudas del manzano
esperan el milagro de las hojas,
mi ánima envidia a las violetas
que florecen junto a él.

El gemido de una tórtola
desde los pinos negros
hiere mi corazón y me lleva
a otro tiempo en el que aprendiera
a conjugar los verbos en presente.