A pesar de los tiempos
en los que parece aconsejarnos
que nos olvidemos del fin de las cosas,
del fin de la persona,
del horizonte al que debemos caminar,
si nos asomamos
al corazón podemos ver
“nuestro camino”,
que nos invita
a hacerlo teniendo en cuenta
los desafíos del mundo de hoy,
para el que sólo importa el aquí y ahora,
alejándonos de la verdad última
del ser humano,
descubriendo en nosotros mismos
“el obrar de Dios y
la verdadera historia”
que él va haciendo en nosotros y
que se inscribe en el silencio
de la vida y del corazón.

Pidámosle valor y perseverancia.