¿Por qué no veo la brisa
Si siento como abraza mi piel desnuda
haciendo que mis entrañas se estremezcan?
¿Por qué no veo los rayos de la luna
sino deja de bañar mi rostro
despertando en mí memoria ancestros olvidados?
¿Por qué no veo el amor
si tus ojos me contemplan
con el arrobo de mil amantes
y un susurro de vida despiertan en mi corazón silente?
Cuándo la brisa se aleje y la luna se ponga,
tus ojos se cierren y el gallo ahuyente las sombras
llamando a la razón a ser sensata,
yo seguiré preguntando
por qué la luz despierta los colores de las cosas,
el cielo es azul
o la mirada de mi perra “Nela” me enternece
y sin palabras, como en otras veces, me decía
que lo que ya llega al corazón no precisa ser visto.
Ha llegado el tiempo en el que se abran los sentidos
y se dejen ganar por el misterio de las cosas.
El canto del surtidor proclama la gloria del agua
mientras un tórtola hunde su pico en la fuente,
sin romper la armonía de la luz que baña el jardín y
hace que el verde del limonero derrame plata.
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