Del evangelio de san Lucas 9,20-21

Él les preguntó:
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?.
Pedro tomó la palabra y dijo:
“El Mesías de Dios”.
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

RESPUESTA A LA PALABRA

Aunque nos parezca extraña,
esta prohibición de Jesús a Pedro
entra dentro de los planes del Señor.

 Él no ha venido para ser reconocido y admirado
como cualquier personaje de la historia,
sino para cumplir el designio salvador del Padre
para con todos los hombres.

Él ha venido para manifestar
con su vida el amor eterno de Dios
y, hasta que no se consuma en la Cruz,
su señorío quedará velado.

Sólo cuando la entrega llegue hasta el extremo,
la Cruz se convierta en Mesa de todos los hermanos
y la presida como Hermano mayor ,
se sabrá toda la verdad sobre Él.
Entonces, como dice San Pablo:
“Toda rodilla se doblará en el cielo,
en la tierra,
en el abismo,
y toda lengua proclamará:
Jesucristo es el Señor”

 Señor, nosotros sabemos que tú eres el Hijo de Dios,
que Tu nos convocas y nos presides,
que nos alientas y alimentas.
Creemos que por tu muerte y resurrección
nos has salvado, Señor.

Que el gozo y la alegría de saberlo,
nos lleve a vivir en un continuo testimonio de amor.