Hoy me sobran las palabras.
Mis sentimientos rayan en el vacío
en donde cabe todo y
nada se ajusta a lo que sentir siento.

Sin embargo, si callara
me estaría traicionando.
Necesito decir callando
mi sentimiento,
aunque también crea que
un silencio,
a veces,
es más diciente
que la cháchara
a la que nos han acostumbrado.

Con mi silencio y todo,
necesito decir,
para no ser traidor a los demás
lo que en mi corazón
ha sido  engendrado
en el tratar con otros.

Grito la necesidad
del desapego
a la realidad mundana,
que crece en nuestros días
como al árbol en primavera,
cuando la savia es removida
por el sol del despertar.

La realidad mundana convertida en mantras
que nos empequeñece
al lastrar nuestra libertad
con todo lo que nos proponen
los voceros de turno
y que llaman políticamente correcto.

No es suficiente con que
nos demos cuenta.

Es preciso que nuestra postura
sea conforme a la verdad  que ellos niegan,
y para ello debemos empezar
por creer que la verdad existe y
que es posible vivir desde ella
en medio de este nuestro mundillo
que la niega.