Denunciaba sin palabras
que la verdad y la belleza
salvará a la generación venidera
que ahíta de sensaciones baratas
desertará del bazar de este mundo
que compra y vende voluntades
secuestrando el sentir primigenio del  amor.

Sin palabras desdecía la loca carrera
por poseerse y poseer, de sentirse y de sentir
de desapercibirse de aquello que pueda
restar alguna libertad para el hacer

Y lo hacía desde el saberse poseído
por Aquel que le hacia libre
por Aquel que le amaba
más allá de sus sentidos
por el Único que le amaba
más allá de un instante.

Pagó un buen precio para ser libre.
Pagó al mundo con el mundo y
ahora vive para él sin hipotecas. 

Verdad y Belleza se han hecho
carne en la suya, haciéndole
profecía viva en medio del desconcierto
de un mundo enervado y superficial
que espera y teme al profeta
que le devuelva a la luz.