En el crepúsculo de la tarde
algunas nubes blancas asemejan veleros
que empujados por la fuerza del viento
tratan de cruzar el horizonte anaranjado

para perderse al otro lado de la sierra.

En mis adentros la voz de mi Amado
susurra quedamente:
eres mío por muy independiente que te creas.
Eres mío y para mí.
No me importa que
te sumerjas en tus sueños y
te propongas hacer o deshacer
en tu pequeño mundo regalado.

No serías nada sin mi Aliento,
No bajarías a la sima más profunda
si no te estuviera esperando en ella
ni tratarías de subir al monte más próximo
si no te dijera que allí me encuentro.

Como lámpara de barro
puedes brillar en la noche
si yo te cedo mi aceite,
como gorrión urbano
podrás volar más alto
si te acreciento tus alas.

Vuelve a pensar como un niño,
Tus nadas a las que ya estás acostumbrado
en realidad no existen. La noche es un paso
Eres mío y en cuanto esté conmigo
nada puedes temer.

Grita si quieres,
llena tu vida de canciones y
sueña si quieres mis infinitos sueños.
Yo soy quien te hago ser.
Tú eres mío y para mí.