Aunque sólo
me quede la noche
detrás dejo
los amaneceres
de luz rosada y
el azul turquesa
de las tardes
acabadas
el ocre amarillo
de los campos
en donde
la alondra
canta y
el lagar
borracho
de aromas
sofocantes
nacidas
del mosto pisado
de las uvas.

Colores
aromas y
músicas
calladas
avivaron
mis sentidos y
marcaron
mi alma
para toda
la vida.

Las luces
primeras y
últimas
del día
el murmullo
del agua
en cualquiera
de sus formas
los colores
del campo
sobre todo
del otoño
habitan
entrañados
en mí
sin pedirme
nada y
bañando
mi mirada
aún en
los momentos
de muerte
de una extraña
armonía
que libera
de mi cuerpo y
de mi alma
las tensiones
que acompañan
todo cambio

Aunque sólo
me quede
la noche
se que formo
parte
de una naturaleza viva.