La primavera se ha visto sorprendida
por un viento del sur
que ha agostado sus flores.
Veo con tristeza como el aire
arrastra los pétalos de las rosas
como mariposas errantes ,
solo las margaritas
levantan sus cabezas
con orgullo.
Un sentir de pena
me embarga el ánimo.
Las leyes de la naturaleza
son implacables y
nada escapa a las mismas.
Los jilgueros que anidaran
en los rosales trepadores del jardín
ya vuelan con sus crías
buscando las semillas de los cardos.
Las pequeñas criaturas que pueblan el lugar,
fieles a sus instintos,
cumplen las leyes de una naturaleza
que en todo momento recuerda
sus ancestros a cada ser viviente
para que perpetúe su especie
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