La naturaleza despierta
el hondo sentir del corazón del anciano
que ha transitado por múltiples primaveras y
han hecho de su corazón el de una garza
en los primeros días del deshielo.
Breves son los sueños de su infancia
pero tan ricos a la vez que desde ellos
puede reconstruir su historia.
En primavera la ausencia de nubes
dejaba colgado su mirar
de dos hilos de plata
en los que iba engarzando
los pequeños acontecimientos
que les eran dados a vivir.,
permitiendo que se posaran en ellos
gorriones y jilgueros
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