Spe Salvi: encíclica sobre la Esperanza
“Spe salvi”, la segunda encíclica de Benedicto XVI, que está dedicada a la esperanza cristiana.
El texto consta de
una introducción y
ocho capítulos y
se abre con el pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos: “Spe salvi facti sumus” (en esperanza fuimos salvados).
Con la salvación, dice el Papa,
“se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente:el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta,
si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”.
Los cristianos “ tienen un futuro,
saben que su vida,
en conjunto, no acaba en el vacío.
El Evangelio no es solamente
una comunicación de cosas
que se pueden saber,
sino una comunicación
1.Que comporta hechos y cambia la vida.
2.La puerta oscura del tiempo, del futuro,
ha sido abierta de par en par.
3.Quien tiene esperanza vive de otra manera;
“se le ha dado una vida nueva”.
“Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza” ,
explica el Santo Padre. Es algo que entendieron muy bien los Efesios, que antes del encuentro con Dios tenían muchos dioses.
El problema para los que vivimos siempre con el concepto cristiano de Dios, subraya el Santo Padre, es el estar acostumbrados al Evangelio: “el tener esperanza, que proviene del encuentro real con Dios, resulta ya casi imperceptible”.
El Papa recuerda que Jesús no traía “un mensaje socio-revolucionario” como el de Espartaco y “no era un combatiente por una liberación política como Barrabás o Bar-Kokebá”.
Lo que Jesús había traído ” era algo totalmente diverso:
el encuentro con el Dios vivo,
el encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos de la esclavitud, y que
por ello transforma desde dentro la vida y el mundo”, “aunque las estructuras externas permanecieran igual”.
Cristo nos hace libres verdaderamente: “No somos esclavos del universo” y “de las leyes y de la casualidad de la materia”.
Somos libres porque “el cielo no está vacío” ,
porque el Señor del universo es Dios, que “en Jesús se ha revelado como Amor”.
El Papa observa que “tal vez muchas personas rechazan hoy la fe simplemente porque la vida eterna no les parece algo deseable. “La crisis actual de la fe -prosigue- es sobre todo una crisis de la esperanza cristiana”.
“El restablecimiento del “paraíso” perdido,
ya no se espera de la fe”
sino de los progresos técnicos y científicos,
de los que surgirá “el reino del hombre”.
La esperanza se transforma de ese modo en “fe en el progreso”
asentada sobre dos columnas:
la razón y la libertad, que parecen garantizar de por sí, en virtud de su bondad intrínseca, una nueva comunidad humana perfecta”.
“Digámoslo ahora de manera muy sencilla -escribe el Papa
1)el hombre necesita a Dios, de lo contrario queda sin esperanza”.
2)”El hombre nunca puede ser redimido solamente desde el exterior
3) “El hombre es redimido por el amor” .Un amor incondicional, absoluto:
“La verdadera, la gran esperanza del hombre
que resiste a pesar de todas las desilusiones,
sólo puede ser Dios,
el Dios que nos ha amado y
que nos sigue amando hasta el extremo”.
El Papa indica cuatro lugares para aprender y ejercitar la esperanza.
-
El primero es la oración:
+”Cuando ya nadie me escucha,
+ Dios todavía me escucha.
+Si ya no hay nadie que pueda ayudarme
+Él puede ayudarme”.
2,Después de la oración, la acción.
+”La esperanza en sentido cristiano es
siempre esperanza para los demás. Y
es esperanza activa, con la cual luchamos para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano”. Y solamente si sé que “mi vida personal y la historia en su conjunto están custodiados por el poder indestructible del amor”, “puedo esperar”.
-
También el sufrimiento es un lugar de aprendizaje de la esperanza.
+”Conviene ciertamente hacer todo lo posible para disminuir el sufrimiento”, sin embargo
+”lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito”. Es también fundamental, saber sufrir con los demás y por los demás. “Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es una sociedad cruel e inhumana”.
‘El presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta’.
Finalmente, otrolugar para aprender la esperanza es el Juicio de Dios. “Existe la resurrección de la carne. Existe una justicia. Existe la “revocación” del sufrimiento pasado, la reparación que restablece el derecho”. El Papa se muestra “convencido de que la cuestión de la justicia es el argumento esencial, o en todo caso, el argumento más fuerte en favor de la fe en la vida eterna”.
Es imposible que “la injusticia de la historia sea la última palabra. Pero en su justicia está también la gracia”. “La gracia no excluye la justicia… Al final, los malvados, en el banquete eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no hubiera pasado nada”.
Los ocho capítulos de la encíclica llevan como título: “La fe es esperanza”; “El concepto de esperanza basada en la fe en el Nuevo Testamento y en la Iglesia primitiva”; “La vida eterna – ¿qué es?”; “¿Es individualista la esperanza cristiana?”; “La transformación de la fe-esperanza cristiana en el tiempo moderno”; “La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana”; “Lugares de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza: I) La oración como escuela de la esperanza; II) El actuar y el sufrir como lugares de aprendizaje de la esperanza; III) El Juicio como lugar de aprendizaje y ejercicio de la esperanza; “María, estrella de la esperanza”.
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