Permanecía
con los ojos cerrados
viendo acercarse la hora
de la música silente
de la palabra callada
de la oscuridad de la luz.

Acostumbrado a esperar
adelantaba el tiempo
alargando el deseo
de percibir sus pasos
atisbar los flecos de luz
de su presencia
sentir el calor de su regazo. 

Juan tiembla deslumbrado
ante el misterio impenetrable
del Amor
después de haber sido
penetrado por el mismo.

Es tiempos de bonanza
para Juan
La negritud
de la noche
ha  dado paso
a la oscuridad de la luz.
En el amor regalado
se adentra en el misterio
en el que la razón no puede.

Como en un inmenso
susurro
el silencio cubre
con su sombra
el abrazo inabarcable de los dos.