Para ser persona cabal es preciso vivir
adentrados en nuestro corazón,
vivir en nuestra verdad primera.
¿Es posible tanta pretensión?
Cuando buscamos a “Aquel”
que no se deja reducir ni expresar
nos estamos situando en un más allá
en el que el silencio se hace audible y
nos habla de Él,
desvelándonos su vida en nosotros.

El Silencio nos habla una y otra vez…
No debemos imaginar ni buscar
una atalaya desde donde contemplarlo.
El lugar está demasiado cerca…
ese lugar no es otros que aquel
desde el que somos “vistos:
Nuestro propio corazón

Los rumores y los estrépitos 
de este mundo son muchos,
demasiados, quizá…
Pero todo ello puede ser
ocasión para descubrir
lo más real de su Persona.

He aquí el desierto a recorrer.
El desierto florecido mil veces,
infinitamente,
en el jardín secreto del corazón.
Un desierto “sin confines”,
decía San Juan de la Cruz.
 
Debemos pedirle al Señor
las fuerzas para que nada nos detenga