Un una cultura en la que todo se mueve y
busca continuamente la última noticia,
quienes queremos vivir en la verdad
necesitamos reposo para ver,
con cierta objetividad,
lo que tiene sustancia, lo cierto,
la realidad última de lo que conocemos.

Cuántas fatigas inútiles y tiempo perdido
hacen de los hombre de hoy personas
frágiles e inseguras,
cuando en realidad es poco
lo que necesitamos para vivir
con normalidad.

Decía el Padre Pío:
“Mil años de disfrutar de la gloria humana
no valen ni una hora de nuestra vida.
No te preocupes por las cosas
que generan preocupación, desorden y ansiedad.
Una sola cosa es necesaria:
Elevar tu espíritu y amar a Dios”.