Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También vosotros queréis marcharos?”
RESPUESTA A LA PALABRA
Cuando todos ya se han ido no cabe hacer otra cosa que ser uno mismo, pensar y decidir, echar mano de la libertad y quedarse, o desaparecer en busca de otra realidad.
La palabra de Jesús arranca a quien se siente interpelado una respuesta vital, porque lo que se juega es el sentido último de la vida.
¿Quién decís que soy yo? ¿Qué queréis hacer?
El amor al que aspiráis no es posible sin el ejercicio pleno de la libertad.
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