Del evangelio de san Juan 14,23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
RESPUESTA A LA PALABRA
Guardar la “Palabra” supone guardar el “Ser” último de la misma.
Guardar la palabra del Señor es guardarle a Él.
Dejar que Él habite en nosotros,
se ha convertido en el motivo básico de nuestra vida.
Y si Él está en con nosotros,
el Padre y el Espíritu Santo también están.
Gran familia la nuestra.
Somos templos vivos de Dios.
Más aún, compartimos con los tres,
no sólo lugar y tiempo,
sino también vida.
Y todo ello porque Él lo ha querido.
¿Cómo no exultar de gozo por tamaño don?
Por Cristo con Él y en Él,
A ti Dios Padre omnipotente,
con el Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria.
Bendito seas Señor,
que en tu gran misericordia
nos has hecho hijos en tu Hijo,
hermanos de Él,
hogar del Espíritu.
Ya no preguntaremos más como lo hacía el salmista:
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
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