Del evangelio de san Mateo 13,10-17

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” Él les contestó: “A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure.”

¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.”

 

RESPUESTA A LA PALABRA

¿Por qué es rechazado Jesús?
¿Nace de una predisposición previa a la noticia del mismo?
¿Se debe a una presentación inadecuada de su persona y de su mensaje?.

No hay una sola razón, aunque si una raíz principal.
Fuera de la fe, no es posible llegar a la aceptación plena del Señor.
Y la fe, podemos decir que de un modo general,
se ve condicionada por los prejuicios.
No se nos oculta que la disponibilidad ante el anuncio
juega un papel decisivo.

La contradicción que experimentamos todos,
en cuanto a nuestra relación con Dios,
la ha vivido anteriormente el Pueblo de Israel.
El cual, habiendo sido llamado primeramente a recibir al Señor,
por su dura cerviz para corregir sus actitudes,
termina rechazándolo sin más.
Las palabras de san Juan se cumplieron:
“Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron”.

Pero la responsabilidad,
como enseña la parábola de las distintas tierras,
que acogen la semilla, es de la misma tierra.
Según sea su disposición así será su acogida.
Todo hombre está llamado a asumir en primera persona
la responsabilidad de su propia elección.