Del evangelio de san Mateo 13, 14 ss.

Jesús les dijo:

Les hablo en parábolas porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de éste pueblo…”

 

Respuesta a la Palabra

Dice san Lucas, en su evangelio, de los peregrinos de Emaús
que no podían conocer a Jesús,
que caminaba con ellos,
porque “tenían los ojos retenidos”;
aunque después, cuando reconozcan a Jesús “al partir el pan”,
ellos mismos confesarán que las palabras de Jesús
iban caldeando sus corazones.

Ver y oír es mucho más que captar una imagen o un sonido.
Es penetrar la verdad que contienen,
penetrar en el misterio de las cosas y de las personas.

Cuántas de ellas llegan a enceguecer
y viven como sordas
precisamente por la abundancia de imágenes
y sonidos que las envuelven.

Entre los prejuicios que tenemos para ver la verdad
y el aluvión de información desajustada que nos llega
estamos abocados a un desconocimiento de la “realidad real”
y a un vivir en un mentira confortable políticamente correcta.