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De la mano de Juan
su amigo
va aprendiendo
de sequedades y apuros
de soledades y sombras
de amores escondidos
en la sima de sus nadas
donde la llama arde
donde la fuente mana
donde su Amado espera.

La luz que en el extremo
de la noche
conmueve el alma
deja en ella
un rastro  de gozo
inesperado y secreto
que la hace arder
sin consumirse
y en su felicidad ardiente
demanda como el cisne
la hora de su canto.

Sin otra realidad
que el solo amor
avanzan como fuego
en oleadas
sus demandas.

  ¿Adónde te escondiste?
  ¿Adónde me adentraste que no supe?
  ¿Adónde caminamos sin camino?

Mira Amor
que el dardo
que clavaste
en mis entrañas
las abrasa y las revuelve
las incendia y las despoja
las inunda y las engolfa
sin que muera
de una vez y
se rompa la tela
que impide
se consuma
el Amor esperado
tanto tiempo.