Jesús les dijo: “Porque donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”.
Oración
“De la abundancia del corazón habla la lengua”
Señor, por el deseo y la palabra descubrimos que nos configura interiormente, cual es el bien que anhelamos, la vida que esperamos.
Señor, nuestros tesoros son muchos: el tener, el ser más, el bienestar, el amor propio…;
Tú, el primero en todo, tienes que entrar en liza con todos ellos para abrirte paso en nuestro corazón.
Nosotros, aunque sabemos que tu eres el único Señor y te confesamos como el tesoro imperecedero de todo hombre, en la práctica nos aferramos a esas otras realidades que, siendo buenas, las pervertimos porque las absolutizamos y las ponemos delante de ti.
Señor, que sepamos valorar y utilizar las cosas, que nos sirvamos de ellas, que no les demos nuestro corazón, que sólo tú seas nuestro único Señor.
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