Del libro del Eclesiástico 48,1-4. 9-11 

Dichoso 
tú que vives 
dichoso 
por tu vida 
dichoso 
porque al recibirla 
supiste 
agradecerla y 
preservarla 
para siempre 
como el más 
preciado don. 

Dichosa vida 
recibida 
entregada 
preservada. 

Tú 
el mayor 
de los profetas 
consumido 
por el fuego 
del amor 
cuyo celo 
sobrepasa 
la mesura 
convulsionando 
la vida muerta 
de los que viven 
sin Dios.  

Si Moisés 
detuvo 
el curso 
del sol poniente 
a favor 
de su pueblo 
amenazado 

tu confianza 
en el Señor 
fue la causa 
de que el cielo 
se cerrara y 
se alejaran 
las nubes 
hasta el día 
señalado.  

Quién como tú 
encarnado en gloria 
torbellino de fuego 
sobre 
suave brisa 
que descabezas 
la ira del poderoso 
reconcilias 
a los que dividiera 
el odio y 
restableces la paz 
en el corazón 
de quienes 
le dieron muerte.  

Quién como tú 
en carne glorificado. 

Dichoso 
quien en tu vida 
vea la vida 
de quien te hizo 
su oráculo 
palabra de fuego y luz .

Dichoso 
quien en su vida 
llegue a saber 
de tu vida 
raptada 
en azul y fuego 
de vida eterna 
colmada.