Del profeta Isaías 7,10-14

¿Cuántas señales
nos hacen falta
para llegar
a comprender y
comprendernos
como parte
del designio de Dios?
¿Para saber
que el amor
es la única partida
a la que estamos
llamados a jugar?

Todo lo que atenta
contra el hombre
sumergiéndolo
en su noche
será vencido
por la Luz
que deshace
toda tiniebla
aunque proceda
de más allá
del mismo infierno.

Si el Calumniador
introdujo
el amor propio
en el corazón del hombre
inclinándolo a la muerte
la levedad de la nada
urde un estado
de desencanto vacío
que sólo será vencido
cuando el Veraz
venga a nosotros y
desplace con su vida
la muerte inoculada
en la existencia.

Cuando venga
reventará
el ámbito cerrado y
exclusivo
en el que
como crisálidas
vivimos esperando
la luz que nos confirme
en la imagen
en la que fuimos
creados.

Luz de Luz
será para nosotros
en el momento
en el que reciba
de la Virgen Madre
nuestra propia carne y
su sangre
se transfunda
en la nuestra
curando la esclerosis
de nuestro
pobre corazón.
Dios-con-nosotros
le llama el Padre
Dios con nosotros
para siempre.