Del evangelio de san Lucas 10,37

 

Jesús le dijo:¿Cuál se portó como prójimo?. “El que practicó la misericordia con él”.
Jesús le dijo:”Anda has tú lo mismo”.

RESPUESTA A LA PALABRA.

Mañana celebraremos al gran amigo Francisco de Asís.
que por cierto, interpretó como pocos esta parábola.
Todo empezó en San Damiano,
cuando desde la cruz Jesús le dijo:

“-Francisco, reconstruye mi Iglesia”-

Desde aquel día se convirtió en samaritano
y en pobre apaleado,
en vino y aceite sanador de toda herida.

La ternura de Dios se hizo suya
y él se hizo prójimo de todos,
hasta donde un hombre puede hacerse.

Su corazón se llenó de tanto amor,
el día que besó a aquel leproso
que le salió al camino,
que ya nunca pudo contemplar
ninguna pena que no hiciese suya.

Él, en el gozo de saberse en las manos del Padre,
y de que en que esas mismas manos
estamos todos los hombres y todas las cosas,
se convirtió en el hermano universal,
haciéndose el pobre más pobre,
para que nadie pudiera experimentar
ninguna distancia con relación a Él.
En su “projimidad” a todos,
también a Dios,
Francisco recibió de Él
las huellas de su amor apasionado.
Las heridas resucitadas,
fruto de su amor por los demás,
le hicieron aún más semejante a su Señor.

Si Jesús asumió la condición humana
hasta el extremo de dar la vida por ella,
Francisco fue su alumno más aventajado.
Con razón la historia le ha llamado “el otro Cristo”.

“Señor, por tu infinita misericordia
arranca de nuestro corazón
todo lo que nos impide tener a los otros como hermanos;
que por la intercesión de San Francisco,
tu pobrecillo,
alcancemos gracia ante el Padre
para confesar nuestro pecado de orgullo
y nuestro afán de riqueza,
que muertos a la mortal vanidad
nos disponga y alcancemos la sencillez y la pobreza”