Entre tanta palabrería sin sustancia
gritada en el zoco de la Babel moderna
la Palabra se acerca callada y
sin decirse a sí misma
balbucea a quienes le quieren oír:
Hermanos:
Padre me ha enviado a vosotros.
Os traigo el amor que olvidasteis
cuando dejasteis el hogar que os había dado.
Tomadlo como vuestro
él acompasará el corazón de todos
haciéndoos para todos.
No tengáis miedo.
Nadie como Él os ama.
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