Una vez más nos situamos ante el gran misterio de la Navidad,
convertido en Fiesta para muchos
sin más sentido que el que la sociedad le quiera dar.
Los textos sagrados nos recuerdan lo sustancial de la Navidad.
Isaías nos dice:
“Un hijo se nos ha dado”
El salmo 95:
“Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”
San Pablo escribe a Tito:
“Se ha manifestado la gloria de Dios para todos los hombres”
y los ángeles a los pastores le anuncian:
“ Hoy os ha nacido un salvador”
Una pregunta puede surgir en cualquier momento:
¿Y ahora que esperamos?
Creo que ahora deberíamos acercarnos a Él
como lo hicieron en su primer momento
quienes tuvieron noticia de su llegada.
Acercarnos y adorarlo.
Reconocerlo como aquel que verdaderamente es.
Aprender a vivir según Él vive,
porque Él no ha venido a vivir según nuestro pensar humano,
Él se ha despojado de toda apariencia de poder y dominio y
se nos ha dado en la debilidad de un niño,
al que se le acoge o se le rechaza, porque el amor no se impone.
Precisamente así se contrapone a toda violencia y
trae un mensaje de paz.
No llegaremos a la paz venciendo y convenciendo.
Llegaremos a ella amando.
Frente a la cultura del poder y del individualismo,
Navidad es un reactivo demasiado fuerte para ser aceptada,
porque remueve los pilares de nuestra falsa seguridad.
Dios se ha hecho pobre.
Su hijo ha nacido en la pobreza de un establo.
Dios se he hecho dependiente,
necesitado del cuidado de personas humanas,
de las que espera su amor.
La Navidad no es un eslogan, una fiesta, la celebración un recuerdo, un dar salida a un conjunto de sentimientos humanos colectivos.
Navidad es la irrupción de Dios en la vida de cada ser humano sabedor de su pobreza para amar y que espera el antídoto de sus tristezas.
Si queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño,
hemos de apearnos del caballo de nuestra sin-razón justificada.
Debemos deponer nuestras falsas certezas,
nuestra soberbia que rechaza todo lo que no sea mi idea,
que nos impide percibir la proximidad de Dios y al hombre como hermano.
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