Juan a sus hermanas,
las carmelitas de Beas,
cantará como un niño emocionado,
después de que dejara Toledo:

Sucederá todo en la noche,
a la caída de la tarde.
A la hora de la brisa
nos espera Él como fiel enamorado.

Pero no os duela el alma
si la tarde se alargara,
si avanzara el tiempo
hasta penetrar la noche
cuando estéis metidas
en oscuridad de amor.

Lo que empieza
en un vacío de presencia,
fecundando de amor
nuestros silencios
penetrará entrañas y sentires,
hasta hacernos a Él
en semejanza.

Rastrear pacientes…
Buscar en todas partes y
siempre
dejándoos transformar
por la belleza
con la que viste de hermosura
las frescas alamedas,
donde el silbo de los aires
devuelve la paz al ciervo herido.
Asomaos a los levantes
de la aurora
con la pasión de quien
espera al único Enamorador,
al fiel Amador de vuestras vidas,
Valedor de todo lo que sois y
seguiréis siendo mañana.

Sabed que eso del amor
es cosa transformante,
que os llevará a pensar
con el pensamiento de Él,
a sentir con sus sentimientos y
a respirar con su hálito inspirado.