El sol que nos ha regalado
su luz  a nosotros
está a punto de desaparecer,
no porque muera
como decimos
en nuestro hablar ordinario.
Mejor podríamos decir
que ha llegado la hora
en la que regale su luz
a otros ojos y
reconozcan que la luz
no es vencida,
que la noche es efímera y necesaria
en el camino,
que gratuitamente se nos ha regalado y
recorremos también  de otra manera.
Cuando en la llanura
los últimos destellos de luz
se apagan y
el cielo inmenso nos contempla
con sus abundosos ojos y
nos invita al sueño.

Atravesamos el gran misterio de la vida.
La nostalgia nos ofrece
a los que vivimos
el inmenso misterio
de la vida que no termina
sino que se transforma y
al final de la andadura
nos encontraremos
con una luz esplendente.