Profecía de Miqueas (5,1-4)
Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel.
En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios.
Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.» (5,1-4)
RESPUESTA A LA PALABRA
Belén, casa del pan, pequeña entre las pequeñas,
corazón humano de Dios
que nace y cambia el latir del mundo.
En ti se encuentran los olvidados
y retoma la creación el pulso perdido.
Gracias, Miqueas, pequeño profeta del Dios
que vienes a declarar a Belén como cuna del mundo,
lugar abierto para madres vírgenes,
hogar común para hombres pobres
y ángeles ricos que viven ,
sin saberlo,
el cielo en la tierra
sanada por el cielo.
Tú, Belén, casa del pan,
pequeño corazón del hombre
transfundido por Dios para siempre.
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