Todo camino a recorre no deja de ser
una incógnita poblada de sombras.
No se trata pues de melancolía ralentizar
la vida y contemplarla
volviendo la vista hacia atrás
para no olvidar de dónde venimos,
donde se encuentran las claves
del camino que nos queda por hacer.
En el hondón de nuestro corazón
las sombras del vivir logrado
de los nuestros que no han precedido
nos acompañan silenciosas y
cuando emergen en nuestra memoria nos sorprenden
por la riqueza que las asiste y
la belleza que nos aportan.
Bueno es que de vez en cuando
nos detengamos y
tomemos conciencia de lo que vivimos,
en el entramado de relaciones
de este tiempo nuestro
huyendo así de vanas ensoñaciones
a la vez que nos gozarnos
de la verdad que emerge de nuestros adentros,
urdimbre de nuestro pensar y hacer,
espejo nítido del querer
de quien nos ama y nos llamó a este vida
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