Alguien me pregunta si estoy decidido a seguir viviendo como lo hago ahora. Lejos del hacer utilitario, que me configuraba como hombre útil, práctico y activo.
¿Por qué tendría que resistirme a ello? Ahora mis adentros se pueden expresar con libertad
Responsable en mi servicio hasta llegar a ser llamado por algunos “eres un fiebres” ahora vivo en la quietud que me permite contemplar la vida más allá del sentido utilitarista de la misma. Forzado a dejar la misión doy gracias por ello.
El Señor se vale de los equívocos.
El pragmatismo de uno se puede convertir en gracia para otro si se acepta en la dinámica muerte-vida y se zafa de todo reproche con la escusa hecha suya por Jesús: “no sabe lo que hace”.
No convenzo con mis palabras a mi interlocutor. Tampoco es preciso.
Bajo una pálida luna de otoño seguimos caminando hasta despedirnos. Una brisa fría de final de otoño se levantó mientras caía el día. El atardecer se presentaba diáfano.
Qué hermoso y acogedor este lugar Mi corazón tiene todo lo que añorara antes.
No deseo cargo alguno solo quiero cultivar mi vida desde la verdad y dejar tras de mi un nombre limpio.
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