Jesús les dijo: “Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego”
RESPUESTA A LA PALABRA
El amor loco de Dios se resuelve en el juego de la entrega.
Encartados en la misma historia, Dios y los hombres juegan la misma partida, y se juega desde el principio de la libertad que constituye la raíz misma de la persona.
El Padre ha amado tanto a este mundo, salido de sus manos, que le entrega el Don más preciado de sí, le entrega su Hijo para que reconcilie la historia.
El Hijo encarnado, que asume el designio de amor por el que fue creado el hombre, entrega su vida a estos sin condiciones. ¡Hasta donde estos quieran!.
Los hombres decidimos forzar el amor para que se consumara en la cruz. Arrancándole la vida, aseguramos el amor.
El Padre lo entregó, el Hijo se entrega, nosotros lo entregamos.
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