Hay en el atardecer
un momento misterioso
en el que la luz decrece
invitando a las sombras a participar
en nuestro caminar hacia la noche,
también la nuestra,
mientras contemplamos el acontecer
que llega y pasa
Placer para los amantes de la vida.
Se ha sonrojado el horizonte
con el beso del sol a la tierra que lo acoge.
En mis adentros reina la paz.
Ausencia de contrariedades
que distorsionen el hacer
de quien ha sido llamado a percibir la belleza.
En el encinar el sol en su caída
lo ha ido tintando todo de suaves colores
que invitan a las aves al descanso
y convoca a los ciervos a sus correrías nocturnas.
La experiencia de los mayores
me ha ido descubriendo la sabiduría
de una naturaleza viva y acogedora
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