¿Pero qué pasa en su alma
para que se duela y cante
para que se abisme y vuele?

Penar de esclavo y
amores encendidos
se acrecientan en él
hasta el límite
de reducir a nada
la soledad
en la que vive.

Como llama
que abrasa
arde en su herida
la presencia
del Ausente
y enciende ella
un fuego blando
que consume
las últimas cenizas
de su hacer.

Despojado de sus cosas
aniquiladas sus nadas
se acrecienta en su herida
la hoguera mansa
que reduce a sustancia
toda forma equivocada.

Asombro es la palabra.
Final cumplido.
En el lugar más escondido
de la herida
arde calladamente
su deseo.