Apagado el rayo
rodaba el trueno
hasta estrellarse
en los tapiales
del huertecillo
en el que mora la paz.

Temblor de luz
en la tarde.

Temor de estrépito
en su corazón
acostumbrado
al silencio.

El rayo rasga
el vientre de las nubes
sangrándolas
hasta llorar.

El aguacero atenúa
el fragor del trueno.
La tierra agradecida
bendice
el fuego sosegado.

El agua
nacida de la furia
calma la sed
del huertecillo
y ablanda el ánimo
de quien mora
en su paz.

Fuego.
Agua.
Paz.