Hoy cumplo 100 años

 

Cuando mi corazón empezó a nadar en
el caudaloso río de la alegría
de una naturaleza desbordada de belleza
descubrí que el amor es su eterno compañero
Oí cantar los jigueros del parquecillo
y ahuyenté de mi piel los malos
pensamientos,
acogiendo la verdad como norma de vida.
Aparté de mí el miedo a la superación en todo,
 aún a costa de la soledad.

Empecé a percibir el color del  aire,
la belleza que duerme en él.
Y mi corazón voló tan alto
que perdí de vista el aquí y ahora
del agua quieta de las acequias,
el fuego purificador del sol,
empozado en el horizonte y
los pedregales de los caminos
 que me llevaban a la sierra de Siles.
Amo mi tierra sembrada  de esperanza

Mi vida es aún muy breve
para acariciar la esperanza de cumplir cien años,
abrazado a las encinas y alcornoques,
volar como las mariposas del almez y
vivir el sueño de una dehesa,
perdido en los aromas
de los romeros y cantuesos
que pegado a los pies me llevo a casa.

Quisiera retener mi sueño más allá
de sus hermosas palabras y
pregonar la belleza sin el miedo que me produce
perder esta felicidad.