Del evangelio de san Juan 7,28

Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: “A mí me conocéis y conocéis de donde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz”

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Frente a todo engaño y manipulación, Jesús nos enseña a discernir con su palabra y su hacer. Nos dice cual es el fundamento de toda verdad. Él nos revela su origen y su misión.

Jesús, enviado por el que es fuente y origen de la verdad es la misma Verdad, enviada para que el mundo salga de su mentira, y se salve de la destrucción y la nada a la que le conduce el “Mentiroso”.

“El que miente”, “El padre de la mentira”, El enemigo de Dios y de los hombres, sólo es vencido por quien es la verdad incuestionable, Jesús, el Cristo.

Dios, Padre de toda bondad, gracias por habernos enviado a tu Hijo, “Verdad y Vida”, para recrear la verdad que somos y que el “Maligno” trata de sofocar, engañándonos con una oferta de vida vacía y una libertad aparente y carente de sentido

 

De santo Tomás de Aquino.

¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Lo era, ciertamente, y por dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra, para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar. Para remediar nuestros pecados, en efecto, porque en la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado.

La segunda razón tiene también su importancia, ya que la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.