Un día más en el que parece
que las cosas no cambian,
cuando en realidad
todo está en movimiento.
Es cierto que la monotonía
nos dificulta ver el futuro
abierto,
la novedad que el Señor
nos regala constantemente
para que no nos instalemos
en la comodidad de lo conocido.

Necesito horadar el tiempo.
“Tiempo de gracia”, cargado
de promesas
en las que el Señor se ve implicado
y me alienta para que no caiga
en la tentación del desánimo y
piense que todo es más de lo mismo.

Mañana recibiré noticias de mi salud
que no me atrevo a adelantar
como serán,
de aquí la incertidumbre que sufro
sin perder la paz interior,
regalo de nuestro Buen Dios.
Mañana ya os diré lo que hay y
que perspectivas de futuro se me abren.