II.Parte.

Los sacerdotes y los pastores
adquieren un vocabulario suplementario,
pero el modo de pensar,
de concebir, de apreciar y de obrar,
todo el comportamiento
está determinado sociológicamente.
El Reino de Dios no es más
que una categoría ética o “instrumental”
de propaganda que corona el edificio.
La Iglesia como misterio en marcha,
como prometida que espera a su Rey,
se ha convertido
en una “sociedad religiosa”
sometida a las leyes
de la evolución natural.
Las consecuencias son desastrosas.
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III. Parte

La burguesía cristiana
ha hecho del evangelio
la prolongación de las mejores
aspiraciones de la humanidad
hacia el mejor de los mundos posibles.
El evangelio es fundamentalmente
inadaptable, explosivo;
es una exigencia de conversión
que rompe no solamente
con las formas históricas,
sino que hade explotar la misma historia.
En la mentalidad y en el comportamiento
del cristiano de la calle no existe
nada situado encima
nada que supere,
que por su misma existencia
anuncie el totalmente Otro.
La fe aparece
como uno de los elementos funcionales
de un tipo o de una categoría psicológica
dada
y esto vacía inmediatamente
el mensaje cristiano
de su poder transformador.
Los rostros de los hombres
que hacen historia no permiten
imaginárselos de rodillas,
en estado de contemplación.
Los hombres no se comprometen.
La comunión se ha rosto.
El hombre respira el aislamiento.
La cristiandad convertida en polvo sociológico,
¿puede volver a ser el lugar
donde brille la presencia del Dios-Hombre?.
La cuestión está ahí.
Es poderoso el mensaje
que reproduce no las palabras del Verbo,
sino al Verbo mismo;
sólo su presencia hará del mensaje luz y sal.
Es preciso que el mensaje cristiano
deje de machaconear con el catecismo,
de ser hombre que hable de Dios, y
que se deje convertir en aquel en quien Dios se manifiesta.