Esta noche el cielo iluminado por la luna
no deja ver las estrellas.
Como un disco de plata
reina sobre la noche e
invita a pensar en aquella otra
en la que los hijos de Israel
saliesen de Egipto,
donde vivían esclavos del Faraón
porque, creciendo al amparo de Dios,
fueron considerados un peligro
para la integridad del pueblo egipcio
Primera luna llena de la primavera,
luna de Nisán o Parasceve.
Tiempo de preparación en el que
los hijos de Israel caminaron
en el desierto,
después de que escapasen de Egipto,
en el que vivían como esclavos.
Israel peregrinará en la oscuridad
de la noche y a plena luz del día,
por las ardientes arenas del desierto,
hasta que alcance la tierra,
que su único Señor le prometiera.
Mucho tiempo después
otro día se cubrirá de sombras,
tornándose en noche negra
como el carbón,
cuando el más amado,
de los Hijos de Dios muera
clavado en una cruz
para escarnio de todos los hombres.
Pero no terminó entonces la historia
compartida por el buen Dios y
los incorregibles hombres.
Las tinieblas fueron vencidas,
el horizonte quedó abierto para siempre
y de aquella muerte surgió la vida sin ocaso
y la trocó en luz de eternidad.
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