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Del evangelio de San Mateo (6,6)

“Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará”.

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Es verdad, Señor, que el Padre nos espera
en el silencio de nuestras entrañas vivas,
pero no es menos cierto que el camino
que conduce  hasta Él es harto difícil,

acostumbrados como estamos a vivir
en la superficie  de las cosas,
en el consumo sucesivo de sensaciones gratas. 

Sin embargo, no hay otra vía que el retorno
a nuestros adentros para conocerte y amarte. 

Ahí, en nuestro “más profundo centro”, nos esperas.

Señor, cuando comenzamos este Camino Cuaresmal
te pedimos tu Espíritu, que como a Ti,
nos conduzca al desierto de nuestro corazón,
expulse nuestros demonios personales y
nos desvele, en toda su bondad, al Padre. 

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Sobre la Oración:

«Puesto que el fin del camino de la oración se pierde en Dios, y nadie conoce el camino excepto el que viene de Dios, Jesucristo, es necesario (…) fijar los ojos en Él sólo. Es el camino, la verdad y la vida. Sólo Él ha recorrido el camino en las dos direcciones. Es necesario poner nuestra mano en la suya y partir»

Y. Raguin