De la primera carta de san Juan 4,7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

 

 

RESPUESTA A LA PALABRA

La experiencia que san Juan tiene de Dios, revelado por Jesús,
es tan fuerte que se atreve a decir cómo es.

Frente a lo que otros puedan decir sobre Dios,
Juan aporta su experiencia,
Dios se le ha revelado, se le ha manifestado en Jesús,
como el Amor del Padre, enviado por Éste
como instrumento de perdón por nuestros pecados.

En otro momento san Juan dirá:

“Mirad que amor nos ha tenido el Padre que nos ha dado a su Hijo”.

Dios Padre, origen de todo amor, fuente de vida,
nos ha manifestado su amor dándonos a su Hijo,
para que quien lo acoja quede capacitado para amar como Él nos ama.

El amor del Padre, pasa a través del corazón del Hijo
y llega hasta nosotros como manantial de vida y de amor.

Se entiende que Jesús diga:

“Sin mí no podéis hacer nada”.

Sin Él, el amor no fluye en nosotros,
y estamos condenados a vivir en la rutina de lo necesario
y bajo el imperativo de la ley.

El amor humano sólo es posible si se genera
en el amor entregado de Dios.
Jesús, que no es la fuente del amor,
nos ama con el mismo amor del Padre y,
como Él, nos entrega lo mejor de sí mismo.

Si el Padre nos ha entregado al Hijo por amor,
Jesús, por amor, nos entregará su vida.
Así mismo nosotros, si amamos desde el amor de Dios,
terminaremos entregándonos a los demás.  

Las palabras de la carta de san Juan,
nos introducen en la lógica del amor y
nos advierte de la posibilidad de engañarnos
en cuanto a nuestras relaciones con Dios y con los demás.

El amor es la clave para saber la calidad de nuestra fe
y de nuestras relaciones humanas.

Un amor que nace del amor de Dios va más allá de lo afectivo
y de la evasión de la realidad, por dura que ésta aparezca.

Dice san Juan:

“Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor, es entrega

Jesús, sabe que fuera del amor no existe la felicidad
y por ello, se empeña en que lo descubramos en su origen.

Su afán de que  encontremos nuestro punto de felicidad,
le ha llevado a comunicarnos su fuente. Él mismo nos ha dicho:

”Os he hablado de esto, para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud