Comenta el Papa:
Vivimos en una época un tanto descriada,
consumista, autosuficiente y orgullosa,
estas actitudes mundanas
buscan más la vanagloria personal
que le gloria de Dios, y apunta:
“En la mundanidad
que se esconde detrás
de apariencias religiosas e
incluso de amor a la Iglesia,
se esconde la búsqueda
de la gloria humana y
el bienestar temporal:

“Esta mundanidad
puede alimentarse de dos maneras:
Po una fe encerrada en el subjetivismo,
donde el sujeto
queda encerrado en sí mismo,
en su propia razón o
en sus sentimientos.
O por una supuesta seguridad doctrinal
y disciplinaria
que da lugar a un elitismo narcisista  y
autoritario,
donde en lugar de evangelizar,
lo que se hace es analizar
y clasificar a los demás.

En los dos casos,
ni Jesucristo ni los demás
interesan verdaderamente.