En horas de madrugada
antes de que el albor despierte
más allá de mi ventana
la soledad sonora en la que habito
desgrana anunciadora su palabra
en la que se deja ver Aquel
que desde el Hontanar asciende.
Como un alargado canto
en el que la música se esconde
resuena en mi alma su decir.
No olvides abrir tu corazón.
Te quiero desarmado y sin coraza.
El amor debe ser pobre.
Llegado el desafío de los fuertes
permanece en tu debilidad.
No huyas
mas no pierdas el tiempo
golpeando el aire.
Deja que se apague el ego irracional
de quienes gritan o callan su soberbia
porque inane es la fuerza
exhibida en las nadas de sus obras.
Nada temas.
Velada la verdad los cálculos no sirven.
Deja que el horizonte se despliegue
Tu vida aún es un boceto
pinceladas pequeñas de un paisaje
contemplado por Aquel que te contempla.
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